Terrorismo de extrema derecha ¿a qué nos enfrentamos?

El 14 de mayo el terrorismo ha vuelto a golpear, era un sábado apacible cuando Payton Gendron irrumpió en un supermercado de Búfalo (Nueva York) abriendo fuego contra los clientes del establecimiento hasta matar a diez y dejar heridos a otros tres.

 

Algunos lo llaman terrorismo racista, otros crimen de odio y otros Aceleracionismo. Este último término no es nuevo, y define a quienes pretenden acelerar una guerra racial, tiene uno de sus orígenes en el asesinato cometido por una secta, concretamente los miembros del culto de la familia Manson con el psicópata Charles Manson a la cabeza sobre Sharon Tate (esposa del director Roman Polanski) y otras seis personas en los Ángeles en 1969. Los asesinos culparon del crimen a los “Black Panters”, un grupo defensor de los derechos civiles de los afroamericanos en Estados Unidos en la década de los 60, equivalente al actual Black Lives Matters.

Acelerar el conflicto racial habría permitido eliminar físicamente a los negros en el marco de una guerra de razas para establecer una hegemonía blanca. Charles Manson además de ser neonazi, se inspiraba en la Biblia Satánica de Antón Lavey, de hecho, algunas de sus “chicas” de la secta también participaban en los actos de la Iglesia Satánica de Lavey. El liderazgo de Charles Manson despertó admiración hasta el punto de inspirar a numerosos psicópatas en serie posteriores a su condena a muerte en 1971, hasta el punto de casarse con mujeres mucho más jóvenes que él estando en prisión.

¿Qué separa al monstruo Charles Manson de la extrema derecha del siglo XXI?

Uno de los admiradores del psicópata y satanista Manson fue James Mason, autor de The Siege, obra central de los aceleracionistas estadounidenses. James Mason se dio cuenta de que el crimen de Manson había sido esclarecido por una serie de fallos que había que pulir. Uno de los fallos fue el hecho de cometer el crimen en “manada” y con notoriedad, en lugar de por un lobo solitario como venía siendo tradicional en las formas de terrorismo anarquista del S.XIX. James Mason supo adoptar una filosofía nihilista (de Nietzsche) como la que se propone en el Club de la Lucha, que rompe con todas las ataduras sociales y morales del individuo durante el adoctrinamiento, haciéndolo más proclive a cometer una matanza sin empatía alguna frente al sufrimiento ajeno. Y eso es lo que se aprecia en el video que se ha hecho viral de Payton Gendron en Búfalo, una falta de empatía subproducto del adoctrinamiento pero no absoluta, puesto que curiosamente en el vídeo se observa como perdona la vida al dependiente del supermercado de raza negra y le pide disculpas, luego, con el empleado del supermercado tuvo “empatía selectiva” y de alguna manera se pudo identificar con el trabajador.

En la obra Entre el Orden y el Caos. Hacia un modelo europeo de uso de la fuerza, se expone todo lo anterior y mucho más, la parte relativa al terrorismo de extrema derecha está publicada en Academia.edu y se compone de unas 10 páginas y está accesible.

Nos centramos en las figuras de Anders Breivik y Brenton Tarrant, el primero es considerado como el genio del terrorismo, o la inteligencia al servicio del mal por su alta eficacia y su gran impacto durante la matanza de Utoya (Noruega) en junio de 2011 en que asesinó a 77 asistentes a un campamento de verano para juventudes del Partido Laborista, después de volar por los aires el Parlamento Noruego con 900 kg de explosivos. Brenton Tarrant por su parte introdujo la innovación de grabar su “obra”, el atentado de Christchurch (Nueva Zelanda) con una cámara de primera persona cuando asesinó a sangre fría a 49 musulmanes en 2019. Entre solo dos individuos habrían acabado con la vida de 126 inocentes y ambos dejaron un manifiesto. Breivik dejó una “tesis doctoral” de 1500 páginas, en el caso de Tarrant fueron menos (74 páginas). Payton Gendron ha sido un imitador de Tarrant a pequeña escala, su manifiesto está formado por 180 páginas en que se justifica invocando a la teoría del Gran Reemplazo racial en Occidente.

El sol negro es un símbolo rúnico del que se han apropiado tanto el satanismo como los aceleracionistas de extrema derecha entre otros muchos símbolos, para conocer toda la simbología del terrorismo de extrema derecha se recomienda la obra de Enrique Gil Arias sobre Aceleracionismo y Extrema Derecha, hacia una nueva oleada terrorista. A algunos aceleracionistas ya los hemos visto como combatientes en Ucrania portando tales símbolos y de hecho el símbolo del batallón Azov contiene un sol negro de fondo.

La obra se basa en la investigación sobre los contenidos de 250 canales de Telegram y explica de qué manera esta modalidad terrorista se organiza de forma distribuida (en red), como las demás formas de terrorismo y criminalidad. Lo que motiva que desde la Asociación Una Policía para el Siglo XXI tengamos como prioridad desarrollar las formas de inteligencia distribuida frente a los modelos clásicos para adaptarnos a las amenazas. En el estudio del libro se explica de qué manera el fenómeno aceleracionista está en auge como respuesta a los fenómenos sociales de la próxima década.

Podemos plantear que el terrorismo de extrema derecha aumentaría su impacto si hubiera tenido la capacidad de infiltrarse de los yihadistas, y hubiera puesto la bomba en un evento concurrido en un lugar cerrado, en lugar de hacerlo en un vehículo frente a un edificio oficial en un espacio abierto destrozando el centro de Oslo, si el autor hubiera actuado en equipo en Utoya como una manada (y no como un lobo solitario), porque si en la isla había 600 personas, mató a un 11%, esa fue su eficacia en números. El yihadismo ha demostrado operar en equipo y buscar resultados masivos con medios más accesibles como vehículos o armas blancas, no adopta un criterio de organización tan quirúrgico y planificado como el de la extrema derecha. El hecho es que como plantea Enrique Arias, no son cuatro locos que hablan por Telegram y 4chan. Los aceleracionistas sienten admiración por los yihadistas e imitan las estrategias y organización del DAESH.

Escenarios futuribles

Los terroristas perfeccionan sus métodos para maximizar su impacto. La amenaza futura apunta hacia ataques en escenarios urbanos sobre lugares cerrados con escasas vías de escape como el supermercado de Búfalo, la isla de Utoya, las mezquitas de Christchurch o la Sala Bataclán, combinado con diferentes medios para aumentar la letalidad, tales como explosivos, armas ligeras y vehículos atropellando a los que huyen. Van a ser de especial interés las “manadas” inferiores a cuatro como los tres marroquíes que han asesinado a otro joven en Málaga junto a una discoteca en un acto no planificado.

Las actuaciones se complicarán si, además, como ya hacen los separatistas, distraen a la Policía con otras acciones aparentes, tales como actos de vandalismo, manifestaciones, saqueos o incendios de contenedores en las vías de acceso al escenario de un atentado para interrumpir la respuesta al servicio. Causando alarma en el extremo opuesto de la ciudad con la quema de contenedores como ya hacen los traficantes en la Línea de la Concepción cuando desembarcan cargamentos de hachís o bandas de butroneros en Madrid para reventar una administración de loterías. Neutralizar vehículos policiales por ejemplo pinchándole las ruedas, será otra de las tácticas que vamos a importar de la guerra de Ucrania junto a un gran arsenal de armas automáticas, explosivos y piezas de artillería que, cuando acabe la guerra, pasarán al mercado negro y acabarán en nuestras calles. Como el arma anticarro C-90 que apareció en el domicilio de una toxicómana hace una semana en Zaragoza, mismo modelo que el Gobierno de España había enviado a Ucrania, que ya estaba en las calles la primera semana de mayo de 2022. Luego, desconocemos a quién se está armando en realidad con este despliegue de armas.

Si alguien cree que el Aceleracionismo es lo mismo que la extrema derecha y es un fenómeno estadounidense se equivoca, porque según aumente la violencia de parte de grupos yihadistas o simplemente de inmigrantes aplicando una brutalidad sin precedentes, como ha ocurrido en Málaga o como ocurrirá cuando las armas de fuego caigan en manos de las bandas latinas, habrá quien percibirán que la Policía y la Justicia con las leyes actuales no puede defenderlos y organizarán su propia defensa.

Este escenario nos acerca a la guerra civil en Europa que está prevista por algunos analistas para los próximos años y a los escenarios de combate militar en escenarios urbanos que prevén otros analistas y de los que la OTAN se hace eco. Los gobiernos de Occidente ya están anticipándose con leyes adaptadas a tal realidad inminente.

Y nosotros ¿estamos preparados para lo que viene o vamos al rebufo?

Juan Pablo de Anca Cuesta

Fundador de Una Policía para el Siglo XXI

Autor de Entre el Orden y el Caos. Hacia un modelo europeo de uso de la fuerza

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 






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